Después de la incursión gatuna, la evaluación de daños arroja lo siguiente:
- Dos rabanitos perdidos: al pisarlos se han roto todos los tallos. El resto ha sufrido bastante debido a las pisadas, pero creo que pueden recuperarse. Además, los tallos han quedado enredados unos con otros y he estado un buen rato tratando de separarlos sin que se rompieran. Desgraciadamente esta operación ha causado alguna baja más.
- Las tres lechugas romanas están en un estado lamentable: mordisqueadas y con algunas de las hojas rotas. No sé si sobrevivirán.
- La malla de protección estaba totalmente suelta por la parte trasera y bastante deteriorada en la delantera. He tenido que hacer una intervención de emergencia, pero creo que tendré que cambiarla por completo.
Aquí unas fotos, en las que no se aprecia bien el destrozo, pero dan una idea de los hechos:
Esquina por donde ha entrado Eulalia
Detalle de los rabanitos pisoteados
Una de las lechugas romanas bastante perjudicada
Además de los dos rabanitos totalmente perdidos, he tenido que cambiar de sitio uno de ellos, que estaba totalmente caído. Al sacarlo he podido comprobar que no ha engordado nada, a pesar de llevar ya 5 semanas desde la siembra.
Les voy a dar alguna semana más antes de tirar la toalla.
Seguiremos informando...
2 comentarios:
Creo que os deberíais plantear seriamente matricular a Eulalia en la Escuela de Catadores Intrépidos.
Y es que el calorcico de la tierra debe ser irresistible para el sibaritismo de estos mininos.
¡Ánimo! y que no decaiga.
Intrépida y obstinada...
Si nosotros tuviésemos la misma determinación que los gatos a la hora de conseguir lo que desean, otro gallo cantaría...
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