Después de la incursión gatuna, la evaluación de daños arroja lo siguiente:
- Dos rabanitos perdidos: al pisarlos se han roto todos los tallos. El resto ha sufrido bastante debido a las pisadas, pero creo que pueden recuperarse. Además, los tallos han quedado enredados unos con otros y he estado un buen rato tratando de separarlos sin que se rompieran. Desgraciadamente esta operación ha causado alguna baja más.
- Las tres lechugas romanas están en un estado lamentable: mordisqueadas y con algunas de las hojas rotas. No sé si sobrevivirán.
- La malla de protección estaba totalmente suelta por la parte trasera y bastante deteriorada en la delantera. He tenido que hacer una intervención de emergencia, pero creo que tendré que cambiarla por completo.